Corridas de toros: ¿por Qué el Toro de la Vega y las corridas de toros son mundos aparte | En inglés | EL PAÍS

OPINIÓN
¿Por qué el Toro de la Vega y las corridas de toros son mundos aparte
EL PAÍS crítico taurino Antonio Lorca sostiene que el matador de arte no tiene nada que ver con la primitiva barbarie de la polémica del toro de la caza en Tordesillas
Este año el Toro de la Vega toro lanceado.
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El Toro de la Vega, el toro de la caza y las corridas de toros son dos actividades que son legales y expresiones de la cultura española, con sus reglas, normas y limitaciones. Pero tienen tanto en común como la tiza y el queso. En tanto, el toro es el principal figura, su muerte está siempre presente, y ambas actividades son odiado y amado a partes iguales. Lo que separa a los dos es que en la primera, el objeto es la muerte salvaje de los animales, mientras que la otra representa una constante búsqueda de la belleza. Fin de la historia.
El Toro de la Vega, que se celebra cada 15 de septiembre en la localidad de Tordesillas, en Valladolid provincia, lleva a cabo primitivos instintos con su búsqueda de un ser indefenso que está huyendo, aterrorizado, a partir de una horda armados con afiladas lanzas; el Toro de la Vega olores de animalismo, de la emoción de la persecución, de abuso... es la marca de identidad de un pueblo que tiene un derecho a su tradición, sino en hacerlo, es enviado de vuelta a la Edad de Piedra.
Los aficionados a la tauromaquia no experimentan placer en el supuesto sufrimiento de los animales
Las imágenes del Toro de la Vega mostrar que la sangre derramada por el toro salpicaduras de la emocionada multitud corriendo con ella, que se esconden detrás de la tradición, mientras que en la realidad, dándole rienda suelta a un repugnante espectáculo que tienen lugar en el siglo 21.
Pero la tauromaquia es otra historia: es un sentimiento nacido de misterio, la armonía, la fuerza, la nobleza, heroísmo, la sensibilidad... es un ejercicio espiritual que surge de la reunión extraordinaria entre un animal salvaje y un ser inteligente en el transcurso del tiempo.
El tiempo... que es uno de los principales problemas de las corridas de toros; con el paso del tiempo, ha perdido su ritmo y esencia, y permitió a la oposición para echar raíces en la sociedad, y así, lánguida y febril, en apariencia, se ofrece a sí mismo como una víctima, propicios para despiadados ataques.
Lo que es más, las corridas de toros ha quedado eliminado de la creciente sensibilidad hacia los animales: mientras vemos a las mascotas como parte de nuestras familias, el toro, un perfecto trabajo de la ingeniería genética, uno de los animales más hermosos en la naturaleza, nacido de una creación artística, se ha quedado encerrado en el campo, aislado del mundo, y sólo ha mostrado en los últimos 20 minutos de su vida. En conclusión, las corridas de toros se ha quedado en los márgenes de este proceso imparable, y ha perdido, quizás para siempre, la comunicación de la batalla con el mundo.
Debe haber algo misterioso dentro de ella con el fin de tener extasiado tales las almas sensibles como Lorca, Bizet y Picasso
Pero la práctica no es un ejercicio en el mal, en el que el odio se expresa hacia el toro. Los Aficionados no experimentan placer en el supuesto sufrimiento de los animales. Este no es el objeto de una corrida, que es, en cambio, sobre la lucha entre un fiero y noble animal y un ser inteligente y valiente ser humano que pone su vida en riesgo para alcanzar la gloria de los valores civilizados.
La tauromaquia no es muy grande, porque el parlamento ha exaltado como parte de España del patrimonio cultural; tampoco es ideal, ya que constituye la columna vertebral del país fiestas locales; ni por su defensa activa del medio ambiente y por su importante contribución económica.
La tauromaquia es genial, porque después de más de dos siglos de existencia, sigue despiertan la emoción y la controversia; porque su corazón late fuerte a pesar de papal y real prohibiciones, debido a que se ejecuta, a pesar de todo, a través de las venas de la historia de este país y porque un puñado de destacados intelectuales han elevado al pináculo de las bellas artes.
Debe haber algo misterioso dentro de ella con el fin de tener extasiado tales las almas sensibles como Federico García Lorca, Miguel Hernández, Gerardo Diego, de Georges Bizet, Pablo Picasso, Camilo José Cela... debe tener algo cuando el genio de toreros como Curro Romero y Antoñete, por ejemplo, sólo puede ser explicado con palabras, tales como la armonía, la gracia y la caricia.
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